Cada 12 de junio, el mundo se une para conmemorar el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Una fecha establecida en 2002, por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con el objetivo de concienciar sobre la magnitud de este problema y promover iniciativas para erradicarlo. La elección de esta fecha no es casual, se trata de un recordatorio anual para reflexionar sobre los avances y desafíos en la lucha contra el trabajo infantil, una práctica que priva a millones de niños de su infancia, su potencial y su dignidad.

EN AMÉRICA LATINA
En 2024, América Latina sigue enfrentando graves problemas relacionados con el trabajo infantil, a pesar de los avances en algunas áreas. Según la OIT, más de 8,2 millones de niños y adolescentes en la región están involucrados en alguna forma de trabajo infantil, muchos de ellos en condiciones peligrosas que ponen en riesgo su salud y su desarrollo.
En países como Brasil, México y Perú se implementaron políticas públicas y programas específicos que lograron reducir la incidencia del trabajo infantil. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 exacerbó las vulnerabilidades económicas y sociales, provocando un aumento en la necesidad de que los niños contribuyan al sustento familiar.

PARAGUAY, UN CASO PARTICULAR
Nuestro país, con una población de aproximadamente 7 millones de habitantes, presenta una situación preocupante en cuanto al trabajo infantil. Según datos recientes de la Encuesta Permanente de Hogares 2024, alrededor del 12% de los niños y adolescentes paraguayos, de entre 5 y 17 años, están involucrados en actividades laborales. Esto representa aproximadamente 168.000 niños que están trabajando, muchos de ellos en condiciones peligrosas y de explotación.
El sector agrícola es el principal empleador de trabajo infantil en Paraguay, seguido por el comercio y los servicios domésticos. En las zonas rurales, es común ver a niños trabajando en plantaciones de caña de azúcar, yerba mate y tabaco, actividades que implican largas horas de trabajo bajo el sol, manejo de herramientas peligrosas y exposición a pesticidas.

ESFUERZOS Y DESAFÍOS
El gobierno paraguayo, en colaboración con organizaciones internacionales y locales, implementa diversas estrategias para combatir el trabajo infantil. Entre ellas se destacan el programa Abrazo, que ofrece apoyo económico y educativo a familias en situación de vulnerabilidad, y la campaña “Ñangareko”, destinada a sensibilizar a la población sobre los derechos de los niños y adolescentes.
A pesar de estos esfuerzos, los desafíos son significativos. La pobreza, la falta de acceso a una educación de calidad y las normas culturales que aceptan el trabajo infantil como parte de la socialización y el aprendizaje laboral, continúan siendo barreras difíciles de superar.

LLAMADA A LA ACCIÓN
El Día Mundial contra el Trabajo Infantil es una oportunidad para renovar el compromiso global y regional en la lucha contra esta problemática. Es esencial que los gobiernos, las empresas, las organizaciones de la sociedad civil y la comunidad internacional trabajen juntos para implementar políticas efectivas que aborden las causas subyacentes del trabajo infantil.
Invertir en educación, mejorar las condiciones económicas de las familias y fortalecer los sistemas de protección social son pasos cruciales para asegurar que todos los niños puedan disfrutar de su derecho a una infancia libre de explotación laboral. Solo así se podrá construir un futuro en el que cada niño y niña tenga la oportunidad de alcanzar su máximo potencial.