Juan Ladislao Saldívar, de 36 años, afortunado del 15° sorteo de la Rueda de Ahorro, Serie Ñ, de la Cooperativa Mburicao Ltda., que se realizó la semana pasada, retiró su dinero.
Saldívar, quien trabaja en una importadora del sector privado, es un ejemplo de previsión financiera, porque ahorra regularmente una parte de su salario. Esta disciplina fue la que le permitió habilitar la Rueda de Ahorro en nuestra Casa Central, convirtiéndose en el titular del Certificado de inscripción número 565.
La noticia de ser el flamante ganador de la Rueda de Ahorro tomó por sorpresa a Juan, quien expresó: “Cuando me llamaron, no imaginé que era para avisarme que gané. Pensé que sería para decirme que estaba atrasado o algo así”, comentó, aunque luego (entre risas) recordó que sus pagos en la Cooperativa son por débito automático.
Juan está casado con Gisella González y ambos son padres de Santiago, de 8 años. Su enfoque en el ahorro refleja su compromiso con el bienestar y el futuro de su familia.
Consultado sobre el destino que daría a su dinero, comentó que lo depositaría de vuelta en su caja de ahorro, y así lo hizo. Asimismo, en el acto habilitó otro Certificado de inscripción con el número 656. Mediante esta acción, Juan ingresó a la Serie O de la Rueda de Ahorro de la Cooperativa Mburicao Ltda., que tiene unos pocos certificados ya para habilitar antes del cierre. Después empezaría la serie de sorteos correspondientes a esta serie.
El caso de Juan ilustra de manera ejemplar el valor y la relevancia del hábito del ahorro en las familias paraguayas. En un contexto donde la estabilidad económica puede ser incierta, el ahorro se convierte en una herramienta esencial para asegurar el bienestar y el futuro de los seres queridos. No se trata solo de acumular dinero, sino de construir un colchón financiero que permita enfrentar imprevistos y aprovechar oportunidades. El ejemplo de Saldívar demuestra que, con disciplina y previsión, es posible alcanzar metas significativas, garantizando una mayor seguridad y tranquilidad para las generaciones venideras. Así, el hábito del ahorro se revela no solo como un acto de responsabilidad individual, sino también como un legado invaluable para el futuro de la familia.